Aunque suene a frase hecha, “el mejor residuo es el que no se genera”. Así lo indica la técnica de Medio Ambiente del Consell de Ibiza, Montse Ruiz Costa, encargada de velar por el buen funcionamiento del Área Ambiental de Ca na Putxa, cuya puesta en marcha en 2021 ha marcado un antes y un después en la gestión de los residuos en Ibiza.
La isla cuenta con un circuito de reciclaje y tratamiento de desechos que comienza cuando cada uno cumple con su responsabilidad de tirar su basura en el contenedor adecuado. “Cada uno de los residuos tienen su correspondiente contenedor en la calle donde van los camiones del servicio municipal y lo llevan, dependiendo de la tipología, a una instalación u otra”, explica Ruiz sobre la Estación de Transferencia ubicada en es Gorg, municipio de Ibiza, y el Área Ambiental de Ca na Putxa, en Santa Eulària.


A la primera llegan las fracciones de vidrio (contenedor verde) y de papel y cartón (contenedor azul) que se envían por mar a empresas de reciclaje a la península como la planta Saica, en Zaragoza, encargada de fabricar papel reciclado, y a vidrieras de Tarragona, a través de la empresa de Mallorca TM Alcudia, por indicación de la entidad Ecovidrio. Las otras fracciones viajan al Área Ambiental de Ca na Putxa, gestionada por la Unión Temporal de Empresas (UTE) Giref, que recibe los desechos (contenedor gris), los envases ligeros (contenedor amarillo) y la fracción orgánica (contenedor marrón)
“Estas fracciones reciben un tratamiento diferenciados las unas de las otras”, indica Ruiz. De esta forma, los envases ligeros pasan por un “sistema de cintas y de maquinarias” para hacer una selección por tipologías y separar “latas, aluminios, acero, plásticos de diferentes tipos, tetrabriks y films” que se compactan y se envían a plantas de reciclaje de la península, por indicación de la entidad Ecoembes.
“THE ISLAND HAS A RECYCLING SYSTEM THAT STARTS WHEN EACH PERSON THROWS THEIR RUBBISH IN THE RIGHT CONTAINER.”
De los desechos que van al contenedor gris, donde va lo que no se puede reciclar o lo que se tira de forma incorrecta, se intenta “recuperar” el máximo de “material valorizable”, es decir, reutilizable. Por su parte, los residuos orgánicos se convierten en material bioestabilizado y, junto al rechazo, que son los residuos que no se pueden reciclar, se depositan en celdas impermeabilizadas que se entierran en el vertedero.


En este punto, Ruiz explica que una parte “muy importante” de lo que se tira al contenedor gris, nada menos que un 50%, es materia orgánica que ya no se puede destinar a compost por estar en contacto con otros residuos, pero que desde hace un año ya tiene su propio destino: el contenedor marrón. Así, con la materia orgánica del contenedor marrón se produce la energía con la que funciona el 80% de la planta y se hace el compost que permite cerrar el ciclo con su utilización como abono.