Eivissa, la ciudad que vibra todo el año

Una ciudad que ofrece historia, cultura y sabor mediterráneo a los viajeros más auténticos.
NATIV + AJUNTAMENT D’EIVISSA • Fotos: © Salvatore Aquilani
22/08/2025

Foto: © Salvatore Aquilani

Eivissa navega entre la historia y la modernidad, la tradición y la innovación, en perfecta armonía con un Mediterráneo que invita a detenerse, respirar y dejarse envolver. Descubrir Eivissa es caminar sin rumbo fijo, entrar en sus tiendas, conocer su historia, sus leyendas, dejarse seducir por su espíritu libre y diverso. También, vivir el murmullo de sus terrazas, los encuentros en las plazas, los paseos por sus calles y zonas peatonales. Eivissa es la capital y el corazón de la isla, es una ciudad que innova, se renueva, arriesga y se transforma, siempre preservando su verdadera aura, que es antigua y sabia.

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Foto: © Salvatore Aquilani

Patrimonio con alma.

Desde lo alto de Dalt Vila, que emerge majestuosa en la cima del tiempo, hasta la orilla del mar, Eivissa es un viaje por siglos de historia. Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, su ciudadela amurallada invita a perderse entre callejuelas medievales, a contemplar las vistas desde sus baluartes o a recorrerla en silencio al amanecer. Por algo National Geographic ha nominado recientemente Dalt Vila como uno de los cascos antiguos mejor conservados de Europa. Sus patios, iglesias, portales y plazas forman un escenario único que conecta al visitante con la historia y la esencia mediterránea.

La ciudad que se transforma.

Eivissa se embellece y se moderniza sin perder sus raíces. Barrios como La Marina, el Eixample o Figueretes ganan vida con zonas peatonales, más vegetación, arte urbano, comercio local y cafés donde se mezclan residentes y viajeros. La Plaza del Parque, Vara de Rey o la remodelada zona del puerto reflejan esa transformación. Además, se crean nuevos equipamientos y espacios culturales, como el futuro centro sociocultural de sa Peixatería o la reforma de uno de los sitios locales más tradicionales de la isla: el Mercat Vell.

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Foto: © Salvatore Aquilani

Una agenda cultural que no descansa.

Cierra los ojos y elige un día cualquiera del calendario. Siempre encontrarás una exposición, una obra de teatro, una feria o un mercado local, un concierto o música en la calle. El Festival Eivissa Jazz, que se celebra a principios de septiembre, convierte las murallas y patios de Dalt Vila en un escenario abierto con artistas de primer nivel. A lo largo del año, los ciclos de teatro y danza contemporánea, los espectáculos familiares, el Festival de Magia, las proyecciones al aire libre y las fiestas populares llenan la ciudad de cultura viva y para todo tipo de públicos y paladares. Y cuando llega el invierno, las luces de Navidad, los mercados artesanales y las actividades para todos los públicos hacen de Eivissa un lugar cálido, acogedor y sorprendente también en temporada baja.

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Foto: © Salvatore Aquilani

Gastronomía con raíz y alma.

A pie de calle, los bares y mesones de toda la vida se mezclan con restaurantes creativos que apuestan por el producto local y la cocina con personalidad. En el puerto, en La Marina, en Vara de Rey o en la Plaza del Parque, se come bien y con identidad, en terrazas que respiran ambiente ibicenco. En el Mercat Nou o el Mercat Vell, se compra producto fresco, de proximidad, que alimenta una cocina viva y sin artificios. Los platos de siempre —como el guisat de peix o los arroces marineros— conviven con recetas reinventadas y fusiones mediterráneas que respetan la esencia sin renunciar a la innovación. El Eixample suma propuestas informales con alma de barrio y Figueretes regala desayunos al sol, tapas frente al mar y cenas con brisa, todo en un ambiente acogedor y sin prisas.

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Foto: © Salvatore Aquilani

La ciudad que abraza al visitante.

No importa el momento del día ni cuántas veces la hayas visitado: Eivissa siempre guarda algo que no esperabas. Con tres playas urbanas —Talamanca, ses Figueretes y Platja d’en Bossa— y propuestas familiares, deportivas y medioambientales como la Biblioplaya de Talamanca o las rutas verdes que conectan con la naturaleza en los márgenes del casco urbano, el litoral también forma parte de esta ciudad viva y consciente. Puedes ver a los vecinos entrenando junto al mar, a familias locales jugando en los parques infantiles o a creadores trabajando en estudios abiertos al público. Eivissa se deja vivir a fuego lento. Es una ciudad que se saborea, se escucha y se siente. Con gran calidad de vida, es un refugio donde vivir y disfrutar todo el año.