El verdadero lujo ibicenco

Sentir la tierra, respetar los tiempos de la naturaleza, saborear lo que ofrece el huerto y apoyar a los productores que siembran las semillas de la Ibiza del futuro; estas son las joyas de Ibiza que hay que proteger.
NATIV
05/09/2024

Entre las innumerables experiencias preparadas para el ocio, tal vez pase desapercibida la otra realidad de Ibiza: una isla con identidad pagesa que ha trabajado el campo desde tiempos inmemorables. Una tierra fértil capaz de desarrollar una gastronomía de kilómetro cero y de gran calidad, que nos ofrece delicias de la tierra y el mar, con sabores auténticos y tradición culinaria.

Echando una mirada al pasado, podemos descubrir una Ibiza muy necesaria en el presente. Una Ibiza basada en la cultura de subsistencia circular, en la que los campos de sal, la agricultura y la pesca eran las principales fuentes económicas. El respeto por la tierra, el cuidado bidireccional de los nutrientes locales o la riqueza de los campos y del mar es la herencia que hoy hay que preservar.

Los paisajes más conocidos de la isla son las preciosas playas de arena blanca, las calas de naturaleza salvaje o las cuevas naturales, pero el panorama ibicenco también se conforma con huertas ecológicas llenas de sabor, campos de secano plenos de nutrientes, frondosos bosques de pinos y, por supuesto, la riqueza del mar Mediterráneo.

Para conservar el medioambiente y los paisajes agrícolas tradicionales de la isla, es necesario apoyar y promover el consumo de productos locales cultivados de forma sostenible. Ofrecer a la tierra el mejor de los cuidados y recibir de ella el mejor de los tesoros: la gastronomía fresca y la naturaleza local.

El amor por la producción local y ecológica

El cambio climático y la falta de lluvia es preocupante para el paisaje ibicenco y sus campos de cultivo. El resultado más notorio de esta situación es la perdida de la cosecha de cereal. Un problema que afecta a todo el Mediterráneo y que plantea la sustitución de algunos cultivos por otros que aguanten este clima, así como adaptar las épocas de siembra, porque al verano ya no lo resiste casi nada.

La buena noticia es que Ibiza tiene una gran red de agricultores y productores que trabajan cada día para defender y preservar la pureza y el auténtico sabor de la isla, reconectando con la tierra y el mar. Además, la producción ecológica realizada por el sector primario mantiene una línea ascendente en los últimos años, triplicándose en una década.

El reciente retorno a la tierra ha logrado que la superficie ecológica de Ibiza crezca en más de cien hectáreas en 2023. Además, proyectos como Terra Masia, Terra Viva y Juntos están apostando por la agricultura regenerativa, un sistema que tiene como objetivo principal regenerar el suelo y que este sea saludable, sostenible y de más calidad nutricional. Pero aún queda camino por recorrer.

El relevo generacional de la tierra

Para seguir con la recuperación y preservación del paisaje ibicenco es necesario que el traspaso generacional se realice con cariño. En algunas fincas, como en Tierra de Ibiza, ya se ha empezado a realizar este relevo y, aunque son pocos, los jóvenes que están tomando las riendas destacan por estar en constante formación y contar con la experiencia de las generaciones precedentes, con quienes han crecido.

Gracias a estos agricultores, muchas de las variedades de frutas y hortalizas autóctonas aún perviven. La labor del consumidor es esencial: adquiriendo ingredientes locales se apoya también al desarrollo sostenible; si hay ingresos, los trabajadores de la tierra se mantendrán y utilizarán los campos para producir alimentos. Comprando alimentos de Km0 ayudamos a preservar e incluso a crear empleo sostenible en nuestro entorno.

El lujo de poder consumir productos locales

Antes de la llegada de las variedades comerciales en los años 60, los agricultores seleccionaban y conservaban las semillas de los cultivos basándose en su sabor y adaptación al clima y suelo. En la actualidad, los bancos de semillas permiten la conservación de variedades tradicionales como la patata y la cebolla rojas y el tomate de colgar, que son la base de la cocina tradicional ibicenca. No nos olvidamos del pescado y marisco, que también ocupan un lugar importante en los platos tí- picos como la Borrida de rajada —guiso de raya— o el Bullit de peix —guiso de pescado—.

Gracias al trabajo de granjas ecológicas, como Can Zol Ibiza o Ca Na Carla, y fincas, como Organic Farm Ibiza o Finca Can Martí, podemos disfrutar de los mejores ingredientes en casa y en los restaurantes.

Por suerte, cada vez son más los chefs que elaboran sus productos con materias primas obtenidas de productores de la zona y de temporada, que son más saludables y sabrosos. Además, comer ecológico y local reduce las emisiones de gases contaminantes, ya que el transporte de los productos de lugares lejanos provoca elevadas emisiones de CO2.

Con el objetivo de dar a conocer estos espacios, desde Ibiza Preservation —fundación sin ánimo de lucro que promueve la conservación y recuperación del excepcional patrimonio natural de Ibiza y Formentera— han elaborado una guía esencial sobre los productores loca- les de la isla, con la que facilitar la compra a las granjas y huertos o encontrar el mercado de alimentos locales más cercano, como Mercat de Forada, Mercat Nou y Mercado de la Cooperativa de Sant Antoni, entre muchos otros. ¿Te unes a esta vida de lujo local?