La producción de fibras textiles casi se ha duplicado a nivel mundial en los últimos años, siendo el textil una de las industrias que mayor impacto causa en el medioambiente. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, solo el 1% de la ropa usada se recicla en ropa nueva.
Ante esta situación, ¿cómo se están preparando las instituciones en el camino hacia la moda sostenible? Los ayuntamientos de Ibiza, al igual que los del resto de España, deberán asumir en 2025 la recogida selectiva de los residuos textiles con la instalación de contenedores destinados a este fin en las calles y cumplir así con la Ley de Residuos para una Economía Circular con la que se pretende mejorar la gestión de una de las industrias más contaminantes del planeta.

Esta es una buena noticia para el trabajo que realizan la Fundación Deixalles y Retexsol (Reciclajes Textiles Solidarios de Cáritas Ibiza), cuya labor se centra en crear empleos de inserción a través de la recogida del residuo textil, evitando que una parte termine en el vertedero de la isla.
Retexsol recoge al año unas 370 toneladas de prendas en los 122 contenedores que tiene en Ibiza y Formentera. Una cantidad “imposible de gestionar aquí”, como explica su gerente, Francisco Cabrera, por lo que se envía a la cooperativa de Cáritas, Moda re-, en Barcelona. Allí se clasifica con criterios de calidad o de reciclaje y luego se destina a sus tiendas de toda España (en Ibiza se encuentra en la calle Aragón) o se entrega a personas en situación de vulnerabilidad.


Las prendas que no se pueden reutilizar se reciclan o se convierten en fibra para las fábricas, aunque hay un pequeño porcentaje “que está tan deteriorado que se incinera”, añade Cabrera, que reconoce que ahora saben el itinerario de la ropa reciclada, pero que hace años vendían la ropa a mayoristas y desconocían su destino final.
Por su parte, la Fundación Deixalles tiene 37 contenedores en la isla y recoge entre 35 y 45 toneladas al año. También reciben otras 15 toneladas directamente en su nave del Polígono de Montecristo.


El técnico del área ambiental, Joan Carles Palerm, explica que una parte se selecciona por los trabajadores en inserción social y se vende en la tienda de Deixalles: “De ese material llegamos a sacar 20 o 22 toneladas de ropa que usan otras personas”. Si en esa selección se encuentran prendas “no aprovechables”, se envían al vertedero. El resto, viajan “a empresas del sector” de la península, que las separan por calidades o tejidos para su reciclaje.



A pesar del trabajo de las dos entidades, solo se recoge “el 13% de la ropa que se tira en Ibiza mientras que el resto va a parar el vertedero”, indica Cabrera. Por ello, se espera que la nueva Ley de Residuos suponga un verdadero cambio en la recogida del residuo textil de la isla.