Cuando miras hacia atrás, ¿qué recuerdos te llegan de los comienzos de Ibimoda?
Mi hermana y yo llevamos más de cuarenta años en este sector, pero en 1997 decidimos montar Ibimoda y trabajar por nuestra cuenta. Evidentemente, hay todo tipo de experiencias, pero mis recuerdos son muy bonitos, porque era joven, estaba construyendo mi familia y estaba creciendo de muchas maneras.
¿Llevas la cuenta de las novias a las que has vestido en estos años?
La verdad es que la cuenta no la llevo, pero nos dedicamos a las novias en profundidad desde hace diez o doce años. Recibimos pedidos de todos los sitios. Hay novias que son de aquí, otras que se vienen a casar a la isla y clientas que vienen a buscar el vestido aquí, pero hacen la celebración en otro sitio y quieren una boda más mediterránea.
¿Cómo logras seguir innovando con los diseños Adlib?
Ibimoda, dentro de Adlib, aporta experiencia y creación. Intentamos siempre mejorar cuidando los materiales y perfeccionando los patrones. Dentro de nuestro estilo, tratamos que los modelos siempre tengan algo nuevo, sin olvidar nuestras raíces y trabajando con algodón y materiales naturales y nobles.
Ibimoda ha dado un salto a la alta costura. ¿Cómo está resultando esta nueva incursión?
Llegó un momento en que nos exigimos calidad en vez de cantidad y es cuando pegamos el salto a la alta costura. Vamos innovando y progresando, aunque siempre en nuestra línea, con todo hecho a medida, de forma artesanal, personalizada y con las telas que elige cada cliente.
Llegó un momento en que nos exigimos calidad en vez de cantidad y es cuando pegamos el salto a la alta costura
¿Sabrías contarnos cuál es el encargo más curioso que habéis hecho?
Todos los encargos son importantes, pero el más curioso fue cuando tuvimos que preparar un vestido a la reina de Marruecos con 24 horas de antelación. Y el más emotivo, un vestido que hicimos a la madrina de una novia dos días antes de la boda porque falleció su mamá.
¿Cuál ha sido el destino más lejano al que han llegado vuestros vestidos?
A muchísimas partes del mundo. En 2005 empezamos a ir a las ferias y pasaban clientes de todo el mundo. Enviamos a Japón, Islas Reunión, Martinica… Cuando llegué a Ibiza lo primero que hice fue comprarme un mapa del mundo para tener claro dónde estaba cada sitio.
¿Cómo valoras la evolución de la moda Adlib desde los comienzos de Ibimoda hasta hoy?
La evolución es positiva, la marca Adlib ya tiene más de cincuenta años. Ya somos mayores y tenemos la madurez suficiente para disfrutar con nuestro trabajo, pero no quiere decir que sea fácil ni que se regalen las cosas. Hay que cuidar y proteger muchísimo la marca y tenemos que ser profesionales por encima de todo.