No es exagerado decir que el alcohol siempre ha desempeñado un papel importante en la vida de Alex Norwood Hill. Desde sus días de fiesta en la universidad con The Chemical Brothers y Groove Armada, hasta su trabajo como mixólogo con estrella Michelin en Londres y Miami, tomarse una copa (o cinco) era algo habitual para él. Hasta que, durante una despedida de soltero en Ibiza en 2017, saltó desde un barco cerca de es Vedrà para tocar la roca sagrada. En un momento tan místico como surrealista, escuchó una voz femenina que le decía: “Alex, debes purificarte, debes purificarte”. Él lo describe como un profundo cambio espiritual: una repentina alineación interior, su propia epifanía personal. Desde ese día, no ha vuelto a beber una gota de alcohol.
Ese momento transformador fue el origen de Sober Sound System, una serie de fiestas diurnas sin alcohol que Alex organiza en la isla junto a su socia, Kelly Marie, británica como él, DJ sobria y amante de la música house. “Nos decían que Ibiza no estaba preparada para fiestas sin alcohol —cuenta Alex—, pero nuestra temporada de presentación en 2024 fue increíble. Bailar al sol, rodeados de personas con un corazón generoso, sin resaca, sin arrepentimientos, potenció toda la magia de Ibiza. Te sientes plenamente presente, conectado y vivo”.
El movimiento sin alcohol conocido como sober-curious está ganando fuerza en todo el mundo. Desde espumosos con ingredientes botánicos y cervezas IPA que mejoran el estado de ánimo hasta cócteles de nootrópicos, la nueva generación de bebidas sin alcohol ofrece una gama emocionante y sofisticada. En Baleares, X Drinks está marcando tendencia con opciones premium que ofrecen tanto sabor como momentos de diversión. Ya no se trata de lo que te pierdes, sino de lo que ganas.
“Este verano tendremos Noot en el bar —dice Alex—. Cócteles listos para beber, como Limoncello Spritz y Melon Margarit, repletos de nootrópicos, que son hierbas naturales que aumentan la energía, la concentración y la memoria. Su efecto imita la sensación de un par de copas de alcohol, pero sin la embriaguez ni la temida resaca”.
La de Ibiza es una escena sin alcohol que florece con discreción y que incluye desde encuentros de danza extática y retiros de bienestar, hasta sesiones de respiración consciente y baños de sonido. No se trata de estar en contra del alcohol, sino a favor de sentirse presente, de experiencias profundas y de nuevas formas de tener un subidón. Alex afirma que la comunidad crece rápidamente, con cada vez más locales adaptando su oferta sin alcohol con menús más elaborados, un ambiente inclusivo y pistas de baile sin móviles. La nueva generación quiere sentirlo todo, no anestesiarse.
¿Y por qué Ibiza? “Porque aquí la comunidad es auténtica —dice Alex—. Hay espacio para crecer, para conectar. Te cruzas con antiguos fiesteros que han dejado el alcohol pero siguen teniendo ese espíritu salvaje. La música, la belleza, la cultura del bienestar: todo sigue aquí, solo que sin alcohol”.
Adam McLoughlin, creador digital y ex fiestero rehabilitado, lo entiende muy bien. “Ibiza me dio lo que ninguna ciudad pudo: un espacio seguro para romper patrones y construir una nueva versión de mí mismo. Aquí la sobriedad no va de aquello a lo que renuncias. Va de alegría, claridad y redescubrir tu fuerza. Esta isla te ayuda a recordar quién eres”.
Crystin Jenkins, coach especializada en ayudar a personas a dejar el alcohol, coincide: “Nos han hecho creer que el alcohol es sinónimo de diversión, pero eso no es más que un relato. Una vez descubres la alegría sin el alcohol, te preguntas por qué creíste necesitarlo alguna vez. Ibiza demuestra que puedes recuperar tu poder, tu energía, tu plena presencia. Y eso es hermoso”.
