Los destinos que saben bien no se olvidan nunca. Y nuestra isla es generosa en placeres gastronómicos gracias a tener un recetario sabio y muy sabroso, pescados y mariscos frescos, productos de la tierra de primera calidad y una pasión inmensa por el buen comer que se traduce en una excelente oferta de restauración. Una isla para comérsela con gusto. Y repetir.
El suelo fértil de la isla, así como la riqueza de sus fondos marinos, nutren la despensa de las casas y restaurantes de Ibiza con una materia prima de excelente calidad. Es por ello que la gastronomía se ha convertido en uno de los grandes atractivos de nuestro destino, pudiendo el viajero saborear tanto los platos típicos isleños y la nueva cocina contemporánea ibicenca como las propuestas culinarias procedentes de los más variados rincones del mundo. Disfrutar de una paella marinera a pie de playa, saborear los productos del mar ibicenco con una parrillada de pescado o con un bullit de peix, compartir un sabroso sofrit pagès, degustar los quesos de oveja y cabra de la isla o su gustosa sobrasada, finalizar la comida con una porción de flaó y una copita de hierbas gerentes propuestas de la alta gastronomía, brindar con una copa de vino de la isla… ¡Hacen falta muchos viajes para acabarse todo el menú de delicias que aguardan en nuestra tierra!.
Un patrimonio culinario de siglos
La cocina ibicenca es fruto de la suma de los saberes y tradiciones culinarias de los pueblos que la han habitado a lo largo del tiempo. Fenicios, romanos, árabes y catalanes dejaron su impronta en un recetario marinero y campesino donde no faltan técnicas de conservación como el adobo, el escabechado y la curación. Ibiza ofrece al viajero todo un viaje gastronómico de siglos a través de sus platos tradicionales más sabrosos. Con los productos del mar se preparan, por ejemplo, la frita de pulpo, el bullit de peix (un guiso de pescado hervido con patatas que se acompaña con arroz a banda), calamares a la bruta o rellenos de sobrasada, borrida de rajada (guiso de raya), gerret (caramel) en escabeche o en arroz con coliflor, raor (galán) frito o tantos otros platos donde también son protagonistas la langosta roja de Ibiza, el mero, el gallo de San Pedro, la roja (similar al cabracho), las espardenyes (pepino de mar), la gamba ibicenca, el rape, la sirvia (pez limón), el dentón…
Por su parte, la tierra proporciona los ingredientes clave en los platos con acento campesino, como el arroz de matanzas, la ensalada de tomate con pescado seco y crostres (trozos de pan duro), frita de porc, las faves ofegades (literalmente, habas ahogadas), el sofrit pagès, el cuinat (potaje de vigilia), la coca de pimientos… Y los postres, donde destacan el flaó (un pastel elaborado con queso de oveja o cabra y hierbabuena), la greixonera (un tipo de pudin de ensaimadas), los bunyols o buñuelos y las orelletes, un dulce esponjoso con aroma a limón y a anís y forma de oreja.
Buena despensa y bodega
La patata roja y la sandía son dos de las estrellas del fértil campo ibicenco, cuyas huertas surten a mercados y restaurantes de una amplia variedad de frutas y verduras, así como de una creciente producción ecológica: tomates, habas, guisantes, coles, berenjenas, higos, cítricos, melones, aguacates, pimientos, nísperos, espárragos, fresas, alcachofas, calabazas… Sin olvidar la sal marina, las razas autóctonas de ganado (oveja ibicenca, cabra pitiusa y cerdo negro) y los tres productos con Indicación Geográfica Protegida (I.G.P.): Hierbas Ibicencas; Ibiza, Vino de la Tierra | Vi de la Terra y Aceite de Oliva de Ibiza | Oli d’Oliva d’Eivissa.