En marzo de 2024, la academia de baile Ibiza Dance Academy (IDA) presenta un espectáculo sobrecogedor titulado Beyond the Mask (Más allá de la máscara) en el congreso TEDx celebrado en la isla. La actuación se abre con una cautivadora escena en la que una niña enmascarada de no más de ocho o nueve años dice al público: “Si me conocieras, sabrías que no me siento suficiente”. Acto seguido, la joven se quita la máscara y afirma: “Pero soy capaz”. Es entonces cuando comienzan a danzar los jóvenes bailarines, que siguen el compás con la agilidad y la precisión de auténticos profesionales. Gracias a la danza superan sus demonios y se hacen cada vez más fuertes, hasta el momento culminante en que se unen en un latido colectivo, que pone el broche final al número.
Pero la verdadera esencia de este espectáculo está en el recorrido que hacen los alumnos de la Ibiza Dance Academy, desde que dan sus primeros pasos con timidez en el estudio hasta que se suben a un escenario con proyección nacional. “El cambio en los niños en tan solo unos meses es brutal”, nos cuenta Yaima Arias, fundadora, directora y fuerza motriz de IDA.
Apasionada de la interpretación y la enseñanza desde muy joven, Yaima dejó su Cuba natal a los diecinueve años, tras estudiar en una de las escuelas de arte del país caribeño. Su primer encuentro con Ibiza se produjo en 2011, cuando aceptó un puesto para bailar en el club Lío en su año inaugural. Después de esto, damos un salto cronológico hasta el 1 de mayo de 2017, cuando su sueño de tener su propia escuela de baile finalmente se hizo realidad con la ayuda de su familia, al convertir una antigua librería en este laboratorio del movimiento.
IDA prepara a los alumnos para la competición y también ofrece clases de ballet, hip hop, break dance, jazz moderno, danza contemporánea y claqué a jóvenes a partir de los tres años de edad. Yaima explica que la escuela acoge tanto a quienes solo quieren bailar por diversión como a los más ambiciosos, que aspiran a competir al más alto nivel.
Lo que no hacen en IDA es emplear la técnica de la vieja escuela de gritar a los alumnos hasta que sus posturas y movimientos sean perfectos. “No compartimos esa filosofía de enseñanza. Enseñamos a bailar de una forma hermosa, damos mucho cariño y fomentamos la confianza. Nuestro objetivo es que todos puedan conseguir lo que se propongan, con mucho apoyo y motivación”, dice una sonriente Yaima.
