La Isla Blanca siempre sorprende por la belleza de sus paisajes, donde abundan las colinas cubiertas de pinos, las playas y calas salvajes, los valles de tierra rojiza donde crecen olivos, algarrobos, almendros e higueras; los fondos marinos ricos en vida y los islotes que embellecen el horizonte marino.
Hay muchos viajeros que llegan a Ibiza en busca de preciosas calas y playas de aguas cristalinas y se marchan enamorados, además, del paisaje y naturaleza del interior. La isla sorprende por sus preciosos campos salpicados de blancas casas tradicionales y por el verdor perenne de los extensos bosques de pino carrasco que cubren con generosidad las colinas. Tal ha sido siempre su protagonismo dentro del reino natural de la isla que los griegos denominaron al archipiélago formado por Ibiza y Formentera con el nombre de Islas Pitiusas, las islas pinosas, tal y como recogió Plinio el Viejo (22-79 d.C.) en su Historia Natural.
Pero, además de este manto verde que asoma en cualquier panorámica, Ibiza ofrece muchas otras estam pas paisajísticas para ser recordadas, como los campos de almendros florecidos de Santa Agnès de Corona, los viñedos enrojecidos de Sant Mateu d’Albarca, las famosas y espectaculares puestas de sol, los campos de algarrobos donde pastorean las ovejas, los acantilados abruptos del norte…
Una naturaleza abierta a todos
Más del 43% de la superficie de la isla se encuentra protegida, de la cual un 17,7% lo conforman ocho áreas naturales terrestres catalogadas como Red Natura 2000, entre las que sobresalen el Parque Natural de Ses Salines de Ibiza y Formentera y el paraje de Es Amunts de Ibiza. Además, un 75,4% de la fachada litoral de Ibiza se encuentra también bajo figuras de protección, como la Reserva Marina de la costa nordeste de Ibiza-Tagomago y las Reservas Naturales de Es Vedrà, Es Vedranell y los islotes de Poniente.
Disfrutar de los paisajes y parajes más hermosos de Ibiza resulta sencillo y muy estimulante gracias a la amplia red de rutas para senderistas y ciclistas existente por toda la isla y a los diversos recorridos para kayak o paddle surf que se pueden seguir a lo largo del litoral ibicenco. Y para los viajeros más curiosos, aguardan interesantes espacios divulgativos, como el Aquarium Cap Blanc, el observatorio astronómico Puig des Molins y los centros de interpretación de Ses Salines, Es Amunts y Can Planetes.
Con nombre propio
En la flora y fauna presente en Ibiza hay nombres propios a los que merece la pena prestar atención, como la lagartija pitiusa, especie endémica de Ibiza y Formentera que resulta sencilla de ver por muros y senderos; el flamenco común que habita gran parte del año en los estanques del Parque Natural de Ses Salines; el podenco ibicenco, una raza autóctona que destaca por sus manchas color rojizo; el halcón de Eleonora, la pardela balear, las praderas de posidonia que filtran y oxigenan las aguas de las playas y calas, los olivos centenarios… Un tesoro natural que hace aún más enriquecedora cualquier estancia en Ibiza.