Lina Escandell lleva ya dos años al frente del último molino que queda en activo en Ibiza, ubicado en Sant Miquel, convencida de la importancia de mantenerlo, porque aunque “hoy en día no es negocio” es el único que queda y es “tradición”.
En 2021 cogió el relevo de su padre y se convirtió en la tercera generación de la familia al frente del molino, que comenzó a funcionar en torno a 1940 en Sa Font d’es Tur, cerca del puerto de Sant Miquel, aprovechando que discurría un torrente de agua con la fuerza suficiente para hacerlo funcionar.
“Cuando empezó a disminuir el caudal de agua lo trasladaron al pueblo de Sant Miquel”, detalla Escandell sobre una mudanza que se hizo hacia finales de 1950 y que supuso el inicio del funcionamiento con gasoil. “Y desde 1987 ya funciona con electricidad”, agrega la molinera.
El molino convierte en harina “casi cualquier tipo de grano como trigo, cebada, maíz”, pero lo que más demanda tiene es el blat de xeixa, trigo tradicional ibicenco, y la variedad de trigo Bancal. Entre otros, presta servicio a los hornos de Can Coves, Gatzara o Can Noguera.