Cuando el creador de sombreros Ludovic Baussan dice que Ibiza “es un lugar único en el mundo”, lo hace con conocimiento de causa. Se crió en ocho países diferentes y decidió instalarse en la isla atraído por una vida en la naturaleza y la “increíble comunidad internacional residente”.
Primero como un hobby, después para sus amigos y finalmente como un negocio, Ludovic diseña sombreros para gente de la isla y de todo el mundo, con encargos que vienen desde lugares como Dubái, Nueva York, Londres y Singapur.
Con el nivel de detalle propio de un artesano, nos explica cómo es el sombrero perfecto: “Si hablamos de calidad, es el que está hecho a mano, con materiales nobles y preciados, con mucho amor y con tiempo. Es lo que aporta alma al sombrero. En lo relacionado con el estilo, además de la forma, altura y dimensión, la decoración es una oportunidad para que la gente cuente su historia y para que el sombrero pueda reflejar quién eres y cuál es tu visión de la vida”.
Al feliz regreso del sombrero a la primera línea de la moda, se suma una diferencia importante con respecto a su utilidad de antaño: “Hace cincuenta años la gente usaba sombreros como un accesorio práctico, para protegerse de la lluvia, del sol y también era un elemento de estatus; pero eran sombreros más oscuros y sin decoración. Hoy expresan tu individualidad y tu personalidad. Pueden convertirse en tu tótem, en el símbolo de quién eres y aspiras a ser”.
Ludovic crea sus sombreros en el taller de su casa de campo cerca de Sant Llorenç, en Ibiza. Los clientes locales pueden conocerlo en persona y los clientes remotos se conectan mediante videollamada para seguir el proceso de creación y el resultado antes de que el sombrero viaje hacia su destino.
Puedes descubrir sus creaciones y contactar con él a través de su Instagram, @ludovicbaussan.