«Creo que ha llegado el día en que las personas y las plantas deben vivir en armonía en este planeta… de nuevo».
Pasear por el mercado de San Joan un domingo al mediodía es uno de los pasatiempos más placenteros de Ibiza. Es aquí donde están los verdaderos artesanos, los verdaderos productores de la isla y sí, los verdaderos personajes. Como Nathalie Alice Blanche Barda, una autodenominada bruja francesa…
«Cuando era joven me aburría tanto que me escapaba. Luego me entró la curiosidad y empecé a estudiar.
Cuando creí en la democracia trabajé en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Cuando creí que la información era útil para las masas trabajé como periodista.
Cuando creí que la iluminación era el único camino interesante fui a estudiar a Dharamsala.
Cuando conocí a Osho me di cuenta de que el sexo era el primer paso…pero no el último.
Cuando quise estar más cerca de la naturaleza me mudé a Ibiza.
Cuando creí en usar mi cuerpo por dinero trabajé como instructora de fitness y bailarina gogó en discotecas de Ibiza.
Cuando creí que la educación era la clave diseñé programas educativos para niños en la cárcel.
Cuando creí que podía ayudar a la gente me convertí en coach.
Cuando finalmente acepté mi encarnación de mujer me convertí en madre.
Cuando tuve la menopausia me sentí tan aliviada y libre que decidí dedicar el resto de mi vida a estudiar las plantas».
Y es gracias a su estudio de las plantas y a sus calificaciones en Permacultura, Fitoterapia y Aromaterapia que hoy nos encontramos ante su puesto del Boticario del Campo, contemplando su maravillosa selección de bálsamos, líquidos, cosméticos y cremas, todos creados para nuestra salud y belleza.
Nathalie es una de las personas de la isla que debe gran parte de su éxito al Banco de Tierras de Ibiza (Banc de Terres de les Pitiüses). ¿Sabías que, dentro de 10 años, el 50% de los agricultores europeos se jubilarán, a menudo sin ningún sucesor que se haga cargo de la explotación? Lo que, por supuesto, lleva a su cierre. En Ibiza, 20.000 hectáreas de terreno agrícola han caído en desuso desde 2008, y es por eso que el Banco de Tierras de Ibiza es tan importante. Se trata de un proyecto dirigido por la Asociación de Productores de Agricultura Ecológica de Ibiza y Formentera (APAEEF), que pone en contacto a los propietarios de terrenos en desuso con los pequeños productores ecológicos, creando nuevas oportunidades para ambas partes. Y a Nathalie le ha brindado esa oportunidad al poner a su disposición tierras cerca de San Mateo.
«La agricultura tiene que estar en el centro de todas nuestras ideas», comenta Nathalie riendo, bajo el sol del mediodía. «Trabajo con los ciclos lunares, por supuesto, por ejemplo, cosecho el helicriso cada luna llena utilizando técnicas ancestrales. Al tener yo misma algunos problemas de salud que ningún médico convencional ha podido resolver sin cirugía, empecé a estudiar los excepcionales y ancestrales conocimientos olvidados del uso de las plantas medicinales… para curarme a mí misma primero. Luego, poco a poco, empecé a compartir y ayudar a amigos y familiares a utilizar plantas medicinales en lugar de medicamentos químicos. Siendo vegana desde hace 40 años, estoy convencida de que podemos hacer algo mucho mejor que un té con menta o una salsa con tomate. Pero la venta de mis productos en el mercado no es mi principal objetivo, sino la educación: pronto espero iniciar talleres aquí en las escuelas».
Y como tantos otros aquí en la isla, el biohacking se ha convertido en una parte importante de su vida…
«Esto es cierto. En busca de técnicas de autosuperación tengo una larga lista que significa mucho para mí. Entre ellas…
Empezar a entender lo que mi cuerpo me dice.
Dominar mis heridas y convertirlas en fortaleza.
Entender el dolor y el sufrimiento como una oportunidad para crecer.
Poner mi vulnerabilidad y mi sensibilidad al servicio de los demás.
Utilizar mis miedos para ser más consciente en mi vida cotidiana.
Aprender a adaptarme para disfrutar de cada día.
Respetar y adorar mi templo, mi cuerpo.
Sentarme y respirar desde mi fosa nasal, mi centro vital.
Aceptar que mi instinto puede ser más inteligente que mi cerebro y utilizar toda mi memoria celular para jugar con mis límites porque de ello depende mi libertad.
Desafiar mi zona de confort regularmente para no envejecer demasiado rápido.
Saber qué es bueno o no para mi salud y poder ayudar a mi cuerpo a curarse.
Aprender a realizar rituales para ayudar a mis órganos en su proceso de depuración.
Recuperar mi poder porque sé cómo restaurar mi energía.
Recuperar mi soberanía al volver a ser amiga de mi cuerpo«.