Por qué bailamos

Nombrada en honor a la deidad egipcia Bes, guardiana de la música y el placer, el ritmo de Ibiza tiene un recorrido de miles de años. Desde tambores a la puesta del sol hasta fiestas en barco y los mejores superclubs del mundo, todo en la isla invita a bailar, una de las mejores actividades que puedes hacer.
por LESLEY WRIGHT
15/07/2025

Antes de tener palabras, tuvimos ritmo. Antes de decir nada, ya bailábamos. A lo largo del tiempo y las culturas, el baile ha sido un ritual, una liberación de energía y un bálsamo. Es una especie de magia que brota desde dentro, una de las formas más antiguas de expresión, que se remonta al Paleolítico Superior, hace más de 30.000 años.

Ya sea marcando el paso en la cocina, bailando con los pies descalzos en la arena o danzando en la pista del club, moverse al ritmo de la música hace que todo se vuelva mejor. Y no se trata de una mera sensación: la ciencia respalda ese subidón de bienestar que produce bailar. Para beneficio de tu salud física, mental y emocional, aquí tienes diez razones respaldadas por expertos para no dejar de bailar en toda tu vida.

1. Hemos nacido para bailar. “Nuestro cuerpo está intrínsecamente hecho para el ritmo —explica el psicólogo especializado en baile Peter Lovatt, autor de The Dance Cure (La cura del baile) y Dance Psychology (Psicología del baile)—. Nuestro corazón late con ritmo. Nuestro cerebro activa neuronas con ritmo. Caminamos con ritmo. Bailar es encarnar nuestro ritmo. Es una actividad innata, como hacer el amor”.

2. Bailar libera químicos de la felicidad. Activa una descarga de dopamina y endorfinas y eleva los niveles de serotonina, lo que mejora el ánimo y elimina el estrés. “A base de bailar puedes superar la tristeza, la ira, la decepción, el cansancio y la frustración”, dice la psicóloga y musicoterapeuta Jurgita Žalgirytė-Skurdenienė. Y añade que además se puede “bailar con alegría, felicidad, relajación, conexión y amor”.

3. Disminuye la ansiedad. “Bailar también reduce el cortisol, la hormona del estrés, alivia la ansiedad y tiene un impacto positivo en los síntomas depresivos —agrega Žalgirytė-Skurdenienė—. Es un hecho: el baile y el movimiento mejoran la salud mental”.

4. Sus poderosos efectos sobre el cerebro no terminan ahí. Un estudio desarrollado a lo largo de 21 años y publicado en el New England Journal of Medicine reveló que bailar reduce el riesgo de demencia en un asombroso 76 %, superando a cualquier otra actividad mental. Es hora de cambiar los crucigramas por la cumbia.

5. Un dato curioso: investigadores de la Universidad de Oxford descubrieron que bailar, especialmente cuando se hace en sincronía con otros, puede elevar nuestro umbral del dolor. “Puedes bailar toda la noche con unos tacones de vértigo y no sentir nada —dice el doctor Lovatt—. Tan solo cuando se acaba la fiesta aparece el dolor. Es bastante asombroso”.

6. Bailar en grupo, por ejemplo, en una pista llena, aumenta nuestro sentimiento de conexión. Un estudio publicado en Evolutionary Behavioral Sciences mostró cómo la danza en grupo fortalece los lazos sociales. “La música y el baile son especialmente importantes para conectar con los demás —dice Žalgirytė-Skurdenienė—. Bailar con personas con las que compartes la afición por tu género musical favorito crea comunidad, refuerza la autoestima y reduce la ansiedad social”.

This is why we dance

7. Dependiendo del estilo y de la intensidad, bailando se pueden quemar hasta 300 calorías en tan solo 30 minutos. Según médicos de la Clínica para la Salud Cardiovascular de Estados Unidos, eso supone una quema calórica superior a la de correr, nadar o andar en bici a ritmo moderado.

8. No hay duda: mover el esqueleto es excelente para la salud ósea. Al ser una actividad que implica soportar el propio peso corporal, fortalece los huesos, mejora el equilibrio y ayuda a prevenir la osteoporosis, según la Real Sociedad para la Osteoporosis del Reino Unido.

9. ¿Quieres una buena noticia? Nunca es tarde para ponerse a bailar. Un estudio publicado en el American Journal of Preventive Medicine reveló que bailar con regularidad reduce en un 46 % el riesgo de padecer enfermedades cardíacas en mayores de 40 años. Así que no le des importancia a tu edad y lánzate a la pista. Tu corazón te lo agradecerá.

10. Para mucha gente, bailar es una experiencia espiritual. La revolucionaria bailarina y coreógrafa estadounidense Isadora Duncan (1877–1927), celebrada como la madre de la danza moderna, lo expresó de forma inolvidable: “El baile es el lenguaje del alma”.

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RECUPEREMOS LA PISTA DE BAILE

Lo que antes fue un santuario de libertad y euforia, hoy muchas veces parece una fábrica de contenidos, con pistas más iluminadas por pantallas que por luces estroboscópicas, con parte del público clubber más interesado en capturar el momento que en perderse en él. Hay algo innegablemente vacío en ver a los DJ y artistas tocando ante un mar de móviles en lugar de caras radiantes y cuerpos en movimiento.

Por suerte, un movimiento contracorriente está cobrando fuerza. En Europa, espacios míticos como Fabric en Londres o Berghain en Alemania llevan tiempo prohibiendo los teléfonos en la pista. En Ibiza, lugares como Pikes y Hï Ibiza están adoptando políticas similares, ya sea todas las noches o en áreas designadas durante fechas concretas, mientras que cada vez más DJ priorizan la conexión sobre el contenido. Artistas de primer nivel como Carl Cox, Damian Lazarus, James Hype, Medusa, Michael Bibi, Solomun y Sven Väth lo tienen claro: es hora de sentir las vibraciones, no de grabarlas. Lazarus, cuya residencia Club Room en Hï Ibiza es un espacio sin móviles, dijo recientemente a sus fans: “Nos dejamos llevar sin necesidad de aferrarnos a nada más que la música”.

La psicóloga y musicoterapeuta Žalgirytė-Skurdenienė se muestra contundente al respecto. “Para grabar, tienes que dejar de bailar —argumenta—. Esto te roba la posibilidad de vivir el verdadero aquí y ahora. Reduce la entrega y la implicación emocional, aumenta la distracción y entorpece la conexión social. Incluso demuestra una falta de respeto hacia el DJ o artista, que está allí para hacerte bailar. Lo más triste de todo —añade­—, es que puedes perder la oportunidad de conectar con alguien especial que esté bailando a tu lado, alguien que podría llegar a ser importante en tu vida”.

El psicólogo especializado en el baile Peter Lovatt comparte la misma pasión. “Una de las cosas más hermosas bailar en público es que no debería quedar registro alguno —afirma—. Las reuniones multitudinarias de gente bailando son importantísimas para nosotros como especie. No matemos la buena onda”.

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