¿Se puede comprar la inmortalidad?

Los multimillonarios del sector tecnológico lideran la búsqueda de la vida eterna. ¿Existe algo que sustente su afán por hallar la fuente de la juventud, o simplemente se han vuelto locos?
By Ben Raworth
12/12/2023

Ya en 2017 el expresidente de Facebook Sean Parker dijo: “Como soy multimillonario voy a tener acceso a una mejor asistencia sanitaria. Así que voy a llegar hasta los 160 y voy a formar parte de los jefes supremos inmortales”. Aunque puede –puede– que estuviera bromeando, el reciente comportamiento de los gurús tecnológicos sugiere que muchos en Silicon Valley piensan eso de verdad. A principios de 2022, Jeff Bezos reveló que iba a invertir 3.000 millones de dólares en la start-up biotecnológica Altos Labs, que centra sus investigaciones en programas de rejuvenecimiento celular dirigidos a “revertir enfermedades, lesiones y discapacidades”. Calico Labs, financiado por Google, ha declarado que su objetivo es “desarrollar intervenciones que permitan a las personas vivir más tiempo y de forma más saludable” y que “solucionarán la muerte”. Por su parte, Elon Musk ha efectuado una elevada inversión en Neuralink a fin de explorar la tecnología necesaria para colocar pequeños implantes informáticos en el cerebro.

El CEO de Square, Jack Dorsey, afirma comer solo cinco veces a la semana, mientras que Serge Faguet, otro gurú tecnológico, toma con el desayuno 60 suplementos, ISRS y hormonas. El cóctel de fármacos de Faguet incluye somatropina para el crecimiento muscular, antidepresivos, litio, bloqueadores estrogénicos (para aumentar los niveles de testosterona) y metformina (un fármaco para la diabetes) para retrasar el envejecimiento. Novak Djokovic suele utilizar un huevo presurizado para enriquecer su sangre con oxígeno y da charlas motivadoras a los vasos de agua para purificarlos con pensamientos positivos antes de ingerirlos. Tom Brady, de 45 años, es un ferviente defensor de unos suplementos con supuestos efectos antienvejecimiento, así como de polvos hidratantes y esferas de flexibilidad. Se dice que LeBron James, de 38 años, gasta 1,5 millones de dólares al año en su cuerpo para mantener a raya al Dios Cronos.

Pero nada como lo de Bryan Johnson: el multimillonario, de 45 años, reveló que había reclutado a su hijo de 17 y a su padre de 70 para llevar a cabo un intercambio multigeneracional de plasma sanguíneo. Esta es sólo la última de sus excéntricas iniciativas en el marco de su Proyecto Blueprint, dirigido a potenciar su longevidad. Anteriormente, Johnson se ha sometido a resonancias magnéticas mensuales y ha invertido en un monitorizador de erecciones nocturnas. En total, emplea 2 millones de dólares al año en su cruzada prolongevidad.

SI FINALMENTE SE LOGRA ENCONTRAR UNA FÓRMULA PARA PROLONGAR LA VIDA HUMANA, SERÁ DEMASIADO CARA PARA QUE LA GENTE DE A PIE SE LA PUEDA PERMITIR

“Mucha gente dice que la muerte es algo natural, que forma parte de la vida, pero creo que no es ni mucho menos cierto”, afirma Peter Thiel, cofundador de PayPal. Para él, “la muerte es un problema que puede resolverse”. Lo que todos los gurús tecnológicos –la mayoría hombres– presos de este afán admiten es que si de algún modo logran encontrar la forma de prolongar la vida humana, será demasiado cara para que la gente de a pie se la pueda permitir, lo que daría lugar a dos clases de personas totalmente diferentes: de una parte, un grupo con dinero que podría vivir hasta los 150 años. De la otra, el resto de gente que no puede costearlo.

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