Demasiada intimidad
No estamos diciendo que un beso y un abrazo estén mal, o cogerse de la mano o tumbarse con tu pareja… pero hay que saber dónde poner el límite. Los besos con lengua y las sesiones prolongadas de frenéticos roces corporales van a llamar la atención de forma indeseada. Y probablemente acabes detenido.
El mar no es para ir al baño
No hay nada más inquietante que levantar la vista desde tu posición privilegiada en una cama balinesa y ver a un niño o a su padre haciendo pipí en el agua azul y fresca del Mediterráneo. Ni qué decir tiene que este tipo de actitud antisocial y francamente antihigiénica está prohibida también para los adultos.
El espacio personal es eso, personal
Toda esa piel semidesnuda, todo ese sol, las bebidas, la música… algunas personas se dejan llevar por una cálida sensación de familiaridad. No utilices estas buenas vibraciones como excusa para meterte en el espacio personal de los demás. Relájate, mantén las distancias y compórtate de forma correcta.
La desnudez es para las playas nudistas
Sabemos cómo funciona. Ahí estás, disfrutando, relajándote bajo los rayos del sol, sintiéndote bien con la vida, el amor y todo lo demás. Al minuto siguiente, te has despojado de todo salvo tus gafas de sol y estás bailando ante tus admiradores. Mmm… Mejor no lo hagas.
Zona libre de frisbees
En el beach club algunos juegos están permitidos, y otros forman parte del entretenimiento. Pero lo que no es aceptable es lanzar un frisbee a 98kmh directamente a las cabezas del grupo que disfruta de una siesta a tu lado, o fingir ser Lionel Messi ante una multitud imaginaria en tu cabeza.
Baja el volumen
Tu gusto personal por la música es precisamente eso: personal. Sabemos que a veces te entran ganas de compartir tu profundo amor por Harry Styles con toda la playa poniendo tu pequeño altavoz al nivel 11. Pues bien: nadie quiere escucharlo. Deja el entretenimiento a los profesionales.