Llega el verano y la isla está abierta por vacaciones. Sigue siendo el entorno ideal para disfrutar del viaje soñado, ya sea en familia, con amigos, en pareja, solos o acompañados. Gracias a un envidiable entorno natural, un valioso legado histórico y cultural, una gastronomía increíble e inolvidables experiencias de ocio y tiempo libre, Ibiza sorprende siempre por una amplia y cuidada oferta para todos los gustos, todas las edades y todas las inquietudes.
Sus características naturales y su suave clima mediterráneo la convierten, además, en el espacio idóneo para la práctica del deporte al aire libre y en pleno contacto con la naturaleza: buceo, senderismo, natación, tenis, vela, surf, golf…son algunas de las posibilidades que brinda la isla para la práctica amateur de la actividad física, aunque en los últimos años, Ibiza se ha convertido también en un referente en la organización de eventos deportivos de competición de ámbito nacional e internacional, como la vuelta Cicloturista a Ibiza, La Ruta de la Sal, el Ibiza Maratón, la vuelta a la isla en MBT, los Tres días de Trail ibiza, el Ibiza Half Triathlón o la Media Maratón.
La isla acumula siglos de historia, tradición y costumbres para descubrir.
Por un lado, es una isla cosmopolita, moderna, divertida y por otro, Ibiza conserva esa esencia propia de los pueblos que mantienen con orgullo su historia y tradición. Una sociedad abierta pero orgullosa de sus raíces, sus costumbres y esencia presentes en las muestras y los mercadillos de artesanía y en la Moda Adlib, una industria única y singular que recoge en sus diseños el espíritu y la esencia de la propia isla.
Los pinos y las sabinas que cubren de verde los montes y el paisaje interior de la isla contrastan con los kilómetros de aguas cristalinas que deben sus tonalidades de azul y turquesa a las praderas de posidonia, reconocidas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y uno de los mayores tesoros marinos que guarda la isla. Las playas de arena fina y dorada comparten kilómetros de costa con recónditas calas, cuevas naturales e insólitos paisajes desde los que disfrutar de cada momento.
El recinto amurallado de Dalt Vila, declarado Patrimonio de la Humanidad junto a los restos del asentamiento fenicio de Sa Caleta, alberga entre sus calles multitud de bienes de visita obligada para quienes esperan revivir un rico pasado forjado de rincones únicos y mágicos. La rica historia de la isla y el valioso legado que dejaron en ella grandes civilizaciones tiene también en el Museo Arqueológico de Es Puig des Molins un punto de visita obligada. Más de tres mil hipogeos conservados en la mayor necrópolis púnica del Mediterráneo que conserva su esencia bajo la atenta mirada de Tánit, la Diosa ibicenca cuya imagen se expone en el Museo Arqueológico.
Saliendo de la ciudad, el recorrido rural ofrece un viaje en el tiempo a través de las iglesias rurales que salpican todo el territorio insular. Pequeñas y blancas construcciones que evocan un pasado agrícola y austero que aún hoy está muy presente en los pueblos más alejados de la costa, lugar en el que se conservan imponente torres de defensa construidas en la antigüedad para defender a la población de los constantes ataques piratas que sufría la isla.
Los amantes de la gastronomía encontrarán una amplia, rica y variada oferta de platos con la calidad y sabor que solo pueden ofrecer los productos frescos y de kilómetro cero. La oferta gastronómica se abre a todos los paladares y exigencias, desde los restaurantes familiares de cocina tradicional hasta exclusivos locales liderados por cocineros de renombre nacional e internacional.
Con la llegada del buen tiempo, Ibiza se abre al sol, al mar, a la playa, a la historia, la cultura, el patrimonio y la gastronomía, una isla que concentra en poco espacio, todas las islas en una.